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Brasil trae nuevos desafíos, para Argentina más


El nuevo presidente electo de Brasil traerá muchos cambios no sólo para la democracia más grande de América Latina sino también para sus vecinos. Jair Messias Bolsonaro tomará el bastón de mando el 1 de enero de 2019, como marca la tradición. Ya comenzaron sus movimientos.

Cancillería brasileña, Itamaraty, de gran prestigio por su firmeza y por lograr sostener sus políticas más allá de quien gobierne, gozará ahora de nuevos desafíos. Uno, será luchar contra el predominio de la economía por sobre la diplomacia, con lo cual verá relegado su poder. Y otra de sus nuevas tareas probablemente sea, al estilo de instituciones norteamericanas en la era Trump, contener al nuevo mandatario.

En cuanto a la relación con Estados Unidos se presume que Bolsonaro la tomará como prioritaria. Ya ha dicho lo mucho que admira a Trump. Contó muy entusiasmado que éste lo llamo la noche misma de la segunda vuelta. Algunos dudaron de la veracidad pero el norteamericano, al día siguiente, lo confirmó twitteando sobre la conversación y diciendo que trabajaran juntos en comercio y seguridad.
El futuro presidente mostró dos puntos de convergencia donde sigue la línea de política exterior de Estados Unidos. La primera, el traslado de la embajada brasilera en Israel de Tel Aviv a Jerusalén. Lula da Silva reconoció oficialmente a Palestina como Estado independiente en 2010 pero ahora Bolsonaro afirma que éste necesita ser un Estado para poder tener derecho a contar con una embajada.

La segunda, la salida del acuerdo climático de Paris. Bolsonaro, como Trump, no cree que exista algo llamado cambio climático. Aunque más tarde, el presidente electo salió a suavizar las declaraciones. Parece que si Brasil se retira del pacto, perdería certificados internacionales de calidad, que le son indispensables para que el sector agrícola pueda continuar exportando.

En relación a sus vecinos, y rompiendo con la tradición de visitar Argentina antes que al resto, se anunció que Chile sería el primer país latinoamericano al que acudirá el futuro mandatario. Después, desde su entorno se desdijeron, y anunciaron que la prioridad es armar el gabinete. Hay que tener en cuenta también que habrá quince días en diciembre en los cuales Bolsonaro necesitará hacer reposo para una nueva operación.

Es para tener en cuenta la consideración que el futuro Ministro de Economía Paulo Guedes le da a Chile. Lo muestra como ejemplo de lo que buscará Brasil en materia económica: lograr principalmente acuerdos bilaterales de comercio y dejar de lado la multilateralidad que les impone el Mercosur. Pero además, tienen juntos el proyecto de construcción del “Canal Bioceánico”. Éste es un tema estratégico para ambos porque se calcula que permitirá reducir, en hasta tres semanas, el tiempo de transporte entre Asia y Brasil. El trayecto del canal implicaría la inclusión de territorio argentino y paraguayo. Y, dejaría de lado otro, que indicaba que el canal pasaría por territorios bolivianos y peruanos.

El futuro presidente de Brasil presentará para Argentina muchos desafíos. Existe entre ambos países una relación histórica, que empezó a mejorar con sus regresos a la democracia. En ese momento se terminaron por fin las hipótesis de guerra entre los vecinos. Fue un hito la “Declaración de Foz de Iguazú” del 30 de noviembre 1985. Entonces Raúl Alfonsín y José Sarney sentaron las bases de una relación democrática, pacífica y de lo que seis años después sería el Mercosur. A partir del 2004 y gracias a la buena relación que construyeron Néstor Kirchner y Luiz Inácio Lula da Silva decidieron instaurar esa fecha como el “Día de la amistad argentino-brasileña”.

La importancia de Brasil en el mapa siempre va a ser mayor, tanto por su ubicación como por su tamaño. Éste tiene casi 209 millones de habitantes contra poco más de 40 de Argentina. Por eso a lo que debe aspirar el más pequeño es a jugar en conjunto y que no sea dejado de lado o absorbido por el más grande. Generalmente, el más grande siempre mira su ombligo y poco le importa quien está abajo, salvo excepciones.

En el 2000 Fernando Henrique Cardoso reunió a los países vecinos en Brasilia en la Primera Reunión de Presidentes de América del Sur. Allí lanzó la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) buscando liderar Latinoamérica. Luego empezó a reclamar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Argentina, crisis de por medio, miraba desde afuera. Más tarde, llego a la región una nueva ola. Ésta permitió la revitalización del multilateralismo y una buena relación entre presidentes con fuertes coincidencias ideológicas. Se trabajó en conjunto por más de una década.

Con Bolsonaro, y la nueva ola liberal mundial, todo parece indicar que el país vecino buscará nuevamente caminar solo. En marzo de 2017 Mauricio Macri presento el “Plan Un Millón”, que tiene como meta incrementar la producción automotriz y llegar a producir un millón de vehículos para 2023. En julio de 2018 Michel Temer dio a conocer el “Plan Ruta 2030”, con incentivos fiscales y nuevas reglas también para la industria automotriz. Los expertos dicen que el programa brasilero está mucho mejor diseñado en relación a los estándares internacionales que el de Argentina y que puede desviar las inversiones para allá. Brasil trae nuevos desafíos. Muchos Desafíos.

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