
Probablemente utilizó sus dotes de profesor que perfeccionó cuando fue
docente de Derecho Constitucional en la Universidad de León, hace ya mucho
tiempo. Aunque no se puede ocultar que su personalidad y capacidad de oratoria
fueron realmente atrayentes contrastando con los de nuestro gobernador, un hombre más serio y de discurso monocorde.
Rodríguez Zapatero condujo a sus “alumnos” al inicio de los tiempos cuando
las sociedades descubrieron, por fin, que eran capaces de regirse de manera
efectiva por normas. Hizo foco en lo importante de volver a los fundamentos y
principios clásicos de la democracia, a los escritos del republicanismo, a releer
el pensamiento profundo de Cicerón. En fin, a acercarse al inicio de la
conformación de las primeras sociedades democráticas griegas porque “la
democracia es educar básicamente”. La reforma constitucional, manifiesta entonces, una gran
oportunidad para ello porque obliga a la sociedad a mirarse a sí misma. “Exige
que la democracia demuestre que es un proyecto vivo, una proeza capaz de
renovarse y que se tenga que hacer con un debate social para que cada
ciudadanía marque su destino”.
El ex presidente español tiene relación estrecha con algunos gobiernos
latinoamericanos de izquierda como Evo Morales, a quien ve como un referente de
políticas sociales audaces o con el gobierno de Nicolás Maduro, de quien fue
observador en las últimas elecciones presidenciales de mayo de 2018, a pesar de
que la Unión Europea no las haya reconocido y haya sancionado al gobierno
chavista.
Ante la pregunta de si veía un giro a la derecha en la región contesto: “Esto
es una tentación de una parte de la izquierda, que cuando ve victorias
electorales que son cuatro victorias de la derecha, ya dicen “hay un cambio de
ciclo” (…) pues no. La democracia es así, cada país tiene su lógica.
Normalmente hay alternancia cada cierto tiempo, y a veces coinciden y otras
veces coinciden para el otro lado. Pero creo que hay que desacralizar estas
categorías porque, así también pasa en Europa. De repente, aparecen los modelos
conservadores, luego vuelven a aparecer los socialistas y mañana en otro país
importante de Europa, como España, gana la izquierda. El ciclo de izquierda yo
lo relativizo completamente”.
La región de América Latina tiene un
futuro prometedor para Zapatero. Primero, porque es una sociedad joven y cada
vez más educada. Y segundo, por la
existencia de gran cantidad de materia prima. Aunque agrega que todavía
necesitamos que la socialdemocracia se arraigue fuertemente y que se afiance la
institucionalidad. También contar con gobiernos que se manejen de manera
razonable en lo social y que se tomen enserio la economía “ustedes saben que
una economía o es productiva, o no se mantiene”.
El ex presidente del PSOE volvió durante toda la “clase” una y otra vez a
los conceptos clásicos de la democracia sin cansarse: “Al final la democracia
es un proceso de consensos, tiene que haber grandes consensos en determinadas
situaciones. No sé porque tiene tan mala prensa llegar a acuerdos. Sin embargo,
los mejores productos políticos de la historia, son acuerdos. Grandes acuerdos”.
Y se animó a acercar un consejo para nuestro
país porque “conoce bien el paño” y “Hoy más que nunca, Argentina, en mi
modesta opinión, sin querer interferir, necesita acuerdos y líderes dispuestos
a arrimar el hombro, no a aprovecharse de la situación (…) eso a los mercados
les impacta, es decir: procesos de concertación interna”.
Su propuesta final fue desmitificar a las crisis de los gobiernos y de la
política en general. “La política no es que esté en crisis o no. Es así. Es conflictiva,
competitiva, difícil, pero ordena la sociedad, la regula”. Esa es su manera de
demostrar que está viva.
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