
En América Latina el caso Odebrecht puso en jaque a gobiernos de muchos
países en relación a la corrupción en la contratación de obra pública, a Brasil
principalmente. Por ello, los posibles candidatos a la presidencia de este país,
que vota en octubre, enfocan sus campañas políticas en propuestas para
combatirla. Lo mismo ocurre en Colombia donde hay ballotage del 17 de junio y
en México que también vota Presidente el 1 de julio. En todos, la corrupción es
uno de los ejes principales a batallar.
Pero vayamos más lejos. En Alemania, que puede ser percibido como un país muy
estable, hace un tiempo estalló un enorme caso de manipulación de Volkswagen
relacionado con las emisiones contaminantes de sus autos. O el caso del
prestigioso Deutsche Bank con problemas en Estados Unidos por manejos ilícitos
queriendo obtener beneficios económicos. Y ahora más lejos, miremos a China. En
octubre de 2017, cuando Xi Jinping anuncia el comienzo de una “nueva era”
comunista, marcó entre uno de sus ejes principales mano dura a la corrupción. En los últimos cinco años, el gobierno ha
sancionado a más de un millón y medio de miembros de su partido por estar involucrados
en algún que otro manejo ilícito.
Pero a pesar todo esto, también se ha acusado al presidente chino de
utilizar a la corrupción para hacer una purga masiva interna de oponentes que
podrían llegar a disputarle el poder. En Argentina por ejemplo, una de las
estrategias del PRO para ganarle a la oposición fue encargarse de inundar los
medios de comunicación con casos de corrupción de funcionarios del Frente para
la Victoria. Y si bien no es una táctica nueva, da la sensación que robarle al
Estado se perdona cada vez menos.
La corrupción tiene relación directa con un sistema de gobierno estable.
Donde exista un Estado que cuente con instituciones sólidas y con una justicia
independiente, además de libertad de prensa entre otras libertades, tiende siempre
a estar menos contaminado por estos actos impuros. El regalo por no corromperse
es que sus ciudadanos gocen de las democracias más estables y consistentes.
Esta vez en España, el Presidente Rajoy no la vio venir. Y no porque no exista
corrupción. Tampoco porque no le hayan adelantado que probablemente alguien
haga el pedido de moción de censura. Pero las circunstancias externas eran
varias y diferentes. Parece difícil pensar como alguien que ha sabido salir
victorioso de las mil y una a las que se ha enfrentado, ésta no percibió la
trompada que le venía de frente. Y se encontró sin los guantes puestos siquiera.
Por lo que no pudo ni dar batalla.
La pelea la comienza la oposición, el PSOE (Partido Socialista Obrero
Español) cuando finalmente se conoce la sentencia del Caso Gürtel los últimos
días de mayo. Era una investigación que se había iniciado en 2007, y que
demuestra una enorme trama de corrupción al interior del PP (Partido Popular) cuando
Rajoy era el presidente del partido. En esta situación, Pedro Sánchez encuentra
un claro para sostener que la permanencia de éste, como representante del partido
en el cargo, debilita la democracia. Y son esos momentos de la vida, donde
parece que todos los astros se alinean y con sólo dos piñas bien ubicadas te
deja en nocaut.
El flamante Presidente del gobierno español Pedro Sánchez Pérez-Castejón
ostentaba hasta hace unos días el título de secretario de general del PSOE, no
tenía un escaño de diputado en el Congreso siquiera. Y en la alineación de
Marte y Saturno, ahora ostenta el principal título político de su país, y los
méritos de ser el primer político español que llega a La Moncloa vía moción de
censura sin ganar en las urnas.
Sánchez tenía todo para triunfar en el ring aun perdiendo la pelea. Si lograba
(como lo hizo) tumbar a Rajoy, desde el gobierno y con su plataforma partidaria,
podía empezar a construir el apoyo electoral para las próximas elecciones. Si le
salía mal y erraba la piña, la proyección del caso le daría el conocimiento
popular necesario y podría así realzar su imagen para ser futuro candidato. Dos
caminos, definidos por la fortuna más que por otra cosa, pero el mismo fin.
¿Por qué Rajoy no la vio venir si desde el año pasado vienen trabajando
juntos el PSOE y Podemos para debilitarlo? ¿No advirtió cuan rápidamente el
líder opositor obtuvo los apoyos necesarios en el Congreso de los Diputados con
los votos de, además de Podemos, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y los
independentistas catalanes Esquerra Republicana y el Partido Demócrata Europeo
Catalán? ¿O fue todo tan rápido que por
eso no lo hizo? Rajoy no escuchó la campana que lo llamaba a iniciar el round.
Y perdió.
En ese momento todos parecían estar distraídos. Podemos entretenido con el
escándalo de la mansión de 600 mil euros que compró su líder Pablo Iglesias en
la sierra de Madrid. Y justo estos días se encontraba lidiando con la contratación
de patovicas para que vigilen el exterior de la casa por algunos incidentes
menores. El PSOE, más allá de las diferencias de siempre, lo venía apoyando en cuestiones importantes como la
crisis en Cataluña, por ejemplo con la aplicación del artículo 155 de la
Constitución Nacional para intervenir la región. No era poca cosa. Y el PNV, que
fue definitorio para su destitución, recientemente estuvo de acuerdo con los
presupuestos propuestos por el gobierno a cambio de condiciones económicas
ventajosas. Quizá Rajoy no advirtió que no había lealtad de los vascos, que era
solo un acuerdo de conveniencia. Entonces, Pedro Sánchez con un derechazo, esto
es, intercambiando votos por respetar lo pactado, logra hacer caer al Presidente
por nocaut. Y le sobraron cuatro votos.
Fue un embate corto. La capacidad limitada de respuesta del rival hizo que
así sea. Y si bien esta batalla terminó, siempre hay revanchas o sino, nuevas por
enfrentar. En este sentido, están haciendo cola: la crisis económica, la
independencia catalana, más casos de corrupción (muchos que involucran al
PSOE), desempleo y la lista sigue. Se harán difíciles las próximas peleas
teniendo en cuenta que tumbar a Rajoy es casi lo único en lo que estaban de
acuerdo las fuerzas que han apoyado la moción de censura.
Pedro Sánchez nombrará un nuevo Ejecutivo que será provisional. Y sin
mayoría que lo respalde se comprometió a convocar a elecciones aún no se
sabe para cuando. En este tiempo, le queda fortalecer su imagen y la de su
partido para llegar a ese momento en el mejor estado posible. Con los guantes
puestos y en posición de ataque.
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